Es curioso cuando te encuentras cosas que de una u otra manera te hacen volver a tu pasado y reencontrar significados de aquellos pensamientos que mantenías ocultos por miedo a enfrentarte a ti mismo.
Casi siempre tiene que ver con la música lo que me lleva a los reencuentros antes mencionados, o bien por todo un disco o solo una canción. Pero no es la cantidad lo que brinda los recuerdos sino lo que esta escrito en esos pequeños parráfos, dentro de los acordes y más allá de las melodías.
Son esas notas que una vez que están dentro de tu cabeza, empiezan a invadir todo lo que resta de tu ser, y que cuando arriban a lo más profundo de tu consciencia es cuando los cambios se efectuan, los recuerdos flotan y con ellos vienen las emociones olvidadas que creías haber sellado para siempre dentro de ti, dentro de todo tu mundo.
Es divertido recordar siempre que las memorias sean agradables o más bien sean cosas que quieras volver a pensar y poner en circulación nuevamente por tu cabeza. Pero cuando no lo son, la memoria se convierte en esa maldición de la que nadie escapa y por la que ruegas jamás ser alcanzado.
Si, hoy es uno de esos días... de esos días de maldiciones... la consciencia ha despertado, con ella los recuerdos y el dolor...debería ser otra cosa pero de nuevo es ese viejo tirano, al que pronto te acostumbras y que si no controlas se vuelve tu eterno compañero... y todo por una frase...todo por una canción...
"Your sins into me, oh, my beautiful one"
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