¿Cuántas veces tendré que olvidar para poder recordar de nuevo? O mejor dicho, ¿qué tengo que olvidar para recordarte?
Lugar, hora, día, incluso recuerdo las luces y las sombras, la temperatura, pero por más que lo intento no recuerdo como eres, como te veías...te perdí físicamente, y ahora te olvido...la verdadera pérdida, la muerte real, donde el caos lo es todo. Tu supervivencia en el campo de mi memoria empieza a debilitarse, y por más que intento aferrarme al último fragmento que conservo de tí, el tiempo y mi propio ser se ponen en mi contra.
Curioso, más bien, doloroso. Puedo olvidarte a ti, algo que me hizo feliz, y no puedo olvidarlo, a mi némesis, al que saco lo peor de mí y me destrozó hasta ver el polvo correr entre sus dedos...preferiría que fuese él aquel que muriera, el que cayera en ese abismo junto con todas las demás cosas que ya no quiero, y que ya no puedo seguir cargando en mí.
Se supone que podría y que debería elegir, entre lo que debe permanecer y lo que debe partir, pero en este punto creo que el elegir significa enfrentarme a algo que todavía no estoy lista...ich.
Desearía entonces, sino puedo librarme de todo esto-incluyéndome- ni de mis recuerdos, ni de los olvidos que me atormentan,sólo tener un recuerdo para siempre...memento mori...
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