28.9.11

Amor

Espera...


Amor, desamor, amor, desamor, desamor y tal vez amor. Así han sido los 35 años de su vida. Yendo de abrazo en abrazo sin encontrar la felicidad. Dulces sueños rotos junto con las esperanzas que se desvanecen, hasta el día en que cree que por fin ha encontrado a alguien con quién recuperar un poco de tiempo, olvidar su soledad y sentirse viva de nuevo.


Necesito respirar, tomar algo de aire...


Miradas furtivas llevaron a todo esto, primero en la cafetería donde ella trabajaba, luego en algún encuentro en la tienda o cerca del gimnasio donde él era instructor. Hasta que llegó el día donde él la tomo de la mano, le pidió salir y ella, sonrojándose aceptó.


No necesitas respirar, sólo cálmate.


Duraron cerca de un año saliendo, como si fueran al colegio otra vez. Cenas, películas, todo era tan inocente y perfecto que no podía ser real. Hasta que le pidió que se casará con él. Ella lloró todas las lágrimas que habia guardado en estos años esperando este momento, y se empezó a convencer de que sí, por fin algo bueno pasaba, por fin había encontrado el amor.


¡Tú no sabes lo que estoy sintiendo, yo estoy aquí soportando toda esta presión y tú ahi, tan frío como siempre!


Pero ¿nada es perfecto, cierto? Ella lo aprendería de la mala manera.Primero fue una simple cachetada, pero estaba bien, ella lo había provocado así al no cambiarse de vestido para la cena con sus padres. Todo se solucionó con ese bellísimo ramo de orquídeas que le regaló, y por supuesto la promesa de que jamás volvería a pasar.


Uno de los dos debe de conservar la calma, y tengo que ser yo si queremos resolver esto. Ahora, respira profundo, muy profundo.


La mejilla fracturada fue un error, un simple accidente. Él venía de festejar con sus amigos y ella, impertinentemente le reclamó por llevarla camisa manchada de labial y oler a perfume de otra mujer. Ese no era el momento de hablarlo, por eso él se exasperó y le arrojó el florero al rostro. Pero nada que el tiempo, un florero más bonito y más grande, lleno de rosas y un par de besos, no pudieran curar.


De verdad ¡Necesito salir de aqui! ¡¡Después de tomar aire, podremos hablar, lo juro!!


Toda la casa tenía que estar siempre limpia, y ella, perfectamente arreglada. Era lógico que su esposo no tolerara el desorden. Su condición de ex militar no sé lo permitía. Todo ese asunto de las reglas, el orden...la paz que viene con todo eso. Sonaba muy lógico, sonaba muy bien. Además no tenía más cosas que hacer. Se había alejado de sus amigas, por que eran una mala influencia para ella, con todas esas ideas que nada tenían que ver con el amor entre una pareja...cosas de divorcio y demandas que no le sentaban para nada.


No, siempre las cosas se salen de control cuando las dejamos pasar. Esto tiene que arreglarse de una vez por todas. ¿No es lo que querías?


Así pasaron dos años, entre insultos , golpes, miedo constante, lo normal en cualquier relación que apenas comienza. Pero las pocas amigas que tenía aún y sus padres, le insistían en que lo dejara y empezara una nueva vida, lejos de todo ese dolor. No podía, él estaba mal y ella tenía que ayudarlo, por que así es cuando amas a alguien, hay sacrificios que se deben hacer, y después de tanto tiempo esperandolo,no podía dejarlo a la deriva. Juntos resolverían los problemas, incluido el alcoholismo de él, que en parte, era su responsabilidad también por no demostrarle que lo amaba con la frecuencia suficiente.


¡Sí! Quería solucionar las cosas, ¡pero no de esta forma! ¡¡Esto está mal, déjame ir!!


El problema real era ella. Se había dejado físicamente y a veces era muy torpe cocinando y en las cosas del hogar. Si, el problema era ella. ¿Cuántas veces no le había dicho él lo mismo? Y él siempre tiene la razón, por que es más grande y por que sabe cosas que ella no, por que es hombre. Era sorprendente que hubieran llegado a los 5 años de casados, él era un santo por haberla soportado tanto tiempo.


Confía en mí...quizá si voy allí contigo y te abrazo fuerte, logres entender que esto es lo mejor para los dos.


Hasta que lo vió salir del brazo de la rubia de 25 años que trabajaba en el mismo restaurante que ella cuando se conocieron. Había ido al funeral de su abuelo cuando al regresar, los vió, sonrientes, tranquilos, como supone que se veían ellos cuando empezaron a salir hace 8 años ya. Su corazón le grito lo que ella no quería escuchar de nuevo, pero que sabía obvio: desamor.


Tranquila, sólo es un abrazo. No te muevas así, no me pegues en el pecho, aunque lo hagas no pienso soltarte, mi vida.


Tomó sus maletas, empacó las camisas, todas las cosas que durante años había procurado tener impecables para hacerlo feliz. Amor...desamor...¿amor? Todo empieza a caer por su propio peso. Nunca tuvo la culpa, ella no lo provocaba. Lo único que había hecho mal, era haber creído que jamás podría estar con alguien mejor y confiar en él ciegamente.


Así, así. Ya empiezo a sentir como se tranquiliza tu corazón. Te soltaré en cuanto estes en completa calma.


Siete meses de llamadas diarias, de ir a buscarla al café que recién abrió con su amiga, la única que jamás la dejó. Flores por docenas, cartas, dulces, hasta joyas. Día tras día le pide volver a verla. Quiere resolver las cosas. Por eso no ha firmado el divorcio. No, no es por que ella se vaya a quedar con la casa, la cabaña del lago y casi todo lo que él posee. Así se lo jura en la última llamada. Llevo 4 meses sobrio...ya no salgo con ella..todo esta cambiando..me di cuenta de cuanto te lastimé. No sabe si concederle una última charla, su razón le dice que no, pero el corazón aún recuerda los primeros meses juntos, cuando todo estaba bien. La cabaña suena como buena opción para pensar las cosas antes de responderle a su última carta, donde le ruega que fije la fecha del encuentro.


Muy bien, ya estas tranquila. Ahora, quédate aquí, en lo que llamo a alguien para que venga a recogerte.


Llega a la cabaña, no le ha dicho a nadie que va. No quiere que la molesten, y sólo es un fin de semana, así que les dijo que iría a una feria que hay en la ciudad. Desconecta el teléfono, la radio que tienen y apaga el celular. Camina un rato, regresa y hace una llamada, le dice que esta bien, que hay que hablar y vuelve a apagar el celular. Pasan dos horas antes de que llegue, ya es de noche cuando van junto al lago a platicar...


...y casi a la medianoche, es cuando llegan el forense y los policías. Ahí esta la nota que ella escribió para despedirse, antes de entrar al lago. El último en recibir una llamada fue su esposo, y aunque intentó llegar y detenerla, ya era demasiado tarde. Es triste el verlo, sentado junto a ella, sin dejar que nadie lo quite de su lado, mientras le dedica una sonrisa dulce, le quita el cabello mojado de encima de los ojos, y le repite: ya estas tranquila, ahora ya estas tranquila.


Eso, es amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy tu fan
Atte: Izelic que no pone atencion en su clase y manda mensajitos