29.1.11

Midnight Blues Thoughts

Existen ciertas noches en que las cosas simplemente no pueden ser igual que siempre. Hoy es una de esas ocasiones.

Normalmente, con el ánimo tan decaído, gracias a los problemas en casa o en general por las dificultades que a veces llegan, la rutina es escuchar el disco que más me guste o relaje;uno con el que me ponga de buenas o simplemente me tranquilice un poco. Y acompañarlo de un buen vaso de thé o un mokka, para pasar el trago amargo.

Pero hoy todo fue radicalmente distinto.Para empezar la música: primero Nirvana, por aquello de todo el angst pero también el sentido de depresión sin salida. Después algo de blues clásico: Robert Johnson, Muddy Waters, John Lee Hooker, hasta B.B. King y su famosa Lucille, que el día que yo le cante así a mi A.A. ya estoy del otro lado. Y por supuesto,Johnny Cash, no hay depresión de blues sin él, y más con la de Hurt, que me viene importando un rábano si es de él o de NIN, la canción, en su interpretación es majestuosa y te hace llorar las lágrimas que ni siquiera creías tener.

Ya entrados en el mood bluesero, me dió por tomar whiskey. Sólo un par de copas de Jack y nada más.

Pero curiosamente, por lo depresivo y patético que puede resultar el cuadro, quizá por eso fue que se me empezó a subir el ánimo. Sólo que ahora tengo ganas de ir a un cruce de caminos a venderle mi alma al diablo, y regresando tomarme un bourbon, un escocés y una cerveza.

23.1.11

Under The Moonspell

Después de cerca de semana y media de indecisión, dada que la última producción de los Lusitanos de Moonspell me decepcionó bastante, fui convencida de asistir a su concierto la noche de ayer. Las únicas expectativas que llevaba eran que, por lo que más quisieran, no fueran a tocar muchas de ese último disco y que mínimo se rifaran 2 de las que más me laten.

A eso de las 1830 arribé al Circo Volador, acompañada de Ms. Wolf, mi mejor amiga. Nuestra intención era llegar ya que empezara a tocar Fintroll o Ensiferum, pq a los cuates de Blackguard ni los conociamos, pero ya q dimos un rol entre los puestos intentando conseguir discos de bandas que parece que sólo en su casa los conocen, al ir escuchando que la música adentro se estaba poniendo bien, decidimos mejor entrar de una vez y ver que tal.

Cuando entramos, ya habían tocado 2 canciones y el público empezaba a entrar en ambiente. Aunque sólo la parte de abajo estaba llena, el ánimo del grupo hacía parecer que estuvieran tocando frente a un estadio repleto. Este grupo canadiense que tocan una mezcla entre black/death con tendencia escandinava, tienen muy buena técnica, bastante pulida y el cantante es capaz de mover al público. Sin embargo, es cierto también que las evoluciones de sus canciones, en un punto hacen que se parezcan demasiado, por lo cual, si escuchas una, con eso te puedes dar idea de cómo suena todo su trabajo.

Terminaron su presentación cerca de las 1910, y en lo que el staff cambió los instrumentos e hicieron el soundcheck transcurrieron 20 minutos. Se apagaron las luces y cuando el escenario se encendió nuevamente, fue para dar paso a Ensiferum. Estos fineses llegaron con todas las ganas y de inmediato hicieron que nos pusieramos a bailar, brincar y gritar ante su folk metal. Si en sus discos, la sensación de estar en un ritual pagano, es latente, en vivo sólo es una confirmación de grandes proporciones. Un gran final cuando el guitarrista Markus Toivonen, se pone de espaldas al público y toca la guitarra recargada en su nuca ¡sin ver las cuerdas!

Nuevamente entra el staff para cambiar algunas cosas de lugar, otro inter de 20 minutos, y esta vez es el turno de Finntroll, otro grupo finés que si bien su base podría decirse es el folk metal, no deja de lado los toques black, death e incluso algunos detalles de progresivo en las ejecuciones de su lead guitar. Ejecución impecable y de gran poder, aunque el cantante por mucho que lo intentó no logró que el público le respondiera como él deseaba. Eso no demerita su presentación, y vaya que supieron mantener el ambiente durante los 60 minutos que estuvieron en el escenario.

Terminando la presentación de Finntroll, cerca de las 2230, muchos se retiraron y aprovechando me acerqué más al escenario. Para este momento, mis expectativas habían ido incrementándose y el nerviosismo más. Era la primera vez, desde hace ocho años que los conozco, que iba a poder ver a Moonspell en vivo, y realmente no sabía que esperar. Mientras cambiaban la batería y el tecladista/guitarrista Pedro Paixao se disculpaba por que la prueba de sonido tardaba más de lo que querían, nos ibamos poniendo más impacientes y el público comenzaba a gritar: Moonspell, Moonspell!!. A las once y veinte apagaron las luces y entró la banda lidereada por Fernando Ribeiro.

Mi sopresa fue mayúscula cuando la primera canción que interpretan es A Werewolf Masquerade del disco Wolfheart. Fue simplemente perfecto. Ribeiro tiene una presencia imponente y una calidad interpretativa suprema, no es que cante igual que en el disco, sino que al interpretar logra hacerte sentir que estas en un contacto uno a uno, te envuelve en la poesía de sus letras y su voz simplemente te hechiza, te transporta a la oscuridad que es la esperanza floreciente. La batería de Mike Gaspar inyecta el poder que hace que el corazón lata remembrando las tierras más allá del mar. Paixao en los teclados te sumerge en la sinfonía de la noche, en el encanto de la luna.

Pero en el momento del solo de Ricardo Amorim, recordé exactamente por que él y ningún otro me hizo desear tocar la guitarra. Simplemente tomó todas mis emociones y con cada rasgueo, cada acorde las estremeció, al punto de casi llorar por que no podía creer estar viviendo ese momento.

Y lo mejor todavía faltaba. Siguieron con Love Crimes, Of Dream and Drama, Lua D'Inverno, Trebaruna, Vampiria (donde hay que taparse los oidos al final, al menos que te quieras quedar sin tímpanos por el agudo grito que pegamos las chicas ) y Alma Mater, todas del Wolfheart, y en ningún momento bajaron el ritmo de su ejecución, ni la fuerza y mucho menos el encanto.

Después de algunas palabras de Ribeiro-que siempre hablo lo mejor que pudo en castellano- explicando que todo ese concierto estaba planeado como una gran sorpresa y como un agradeciemiento a los verdaderos fans, que siempre han estado con ellos, y que entienden lo que significan las letras y la intenciones de la música que crean, yo pensé que iban a tocar las canciones de su última producción. Pero cuando escuchó el riff inicial de Opium del disco Irreligious, no pude más que saltar de gusto.

Siguieron con Awake, una canción dedicada a todos los visionarios que queremos ir más allá de la realidad, y entonces fue cuando casi muero: For A Taste of Eternity, mi canción favorita de todos sus discos, y tenía la oportunidad de escucharla, de vivirla como jamás imaginé. Para completar la experiencia vinieron Ravenclaws y Herr Spiegelmann.

El gran, gran final se dió con la canción Full Moon Madness, que recuerda como los hombres han perdido su instinto, y que quizá, jamás puedan recuperarlo y ser libres de nuevo. Terminando su presentación, la banda bajó del escenario y se acercaron a saludar a los que estaban en las primeras filas , y se despidieron entre los aplausos de todos los que estabamos ahi.

Ya a la salida, casi a la una de la mañana, fue el momento de comprar los recuerdos varios, para los amigos y para mí, y a emprender el regreso a casa, con esa sensación de irrealidad, provocada por el hechizo de luna...