18.12.09

Disfrutaba, intoxicantemente, de la perdición de su destino

Es la única frase que se me ocurre para definir lo que siento. Puedo entender muchas cosas, desde filosofía hasta física, el arte ni se diga, lo único que jamás he podido comprender, es el amor.

El amor y la necesidad de sentirlo.

Se siente bien? En ocasiones si, pero muchas veces, más de las que llegamos a aceptar o que queremos ver, el amor duele, aprisiona, te desangra...y sin embargo, no puedes dejar de querer sentirlo, y cuando lo intentas, parece que el destino se encarga de ponerte en frente a alguien, de quien te vuelves a enamorar y por quien llegas a sufrir más que por el último que se apareción en tu camino.

El amor parece una relación exponencial, entre más te quieres alejar más se acerca, entre menos quieres aceptarlo, más te clavas, entre más lo analizas para no sentirlo...más te obnubila, y esa, es tu perdición.

Si, en este momento y hasta que no se me rompa el corazón o retome el sentido de la realidad, estoy empezando a disfrutar hasta intoxicarme con la sensación del vacío que provoca el saber que parte de ti, de tu mente y de tu espíritu esta con alguien más. Me intoxico lentamente con la absentha, la dulce absentha del amor. Y lo disfruto aunque se que puede ser la perdición de mi destino, por que una vez que te enamoras, nada es claro, nada es certero, y hasta la realidad parece lejana.

Solo pido, que si voy a regresar al estado de realidad en el que todas las certezas estan dichas y todas las opciones son mesurables y concebibles, no quiero regresar por que sea la tristeza quien me guíe, ni la desesperación ni el aburrimiento, mucho menos el desconsuelo. Quisiera regresar de la mano del dolor, y no por ser masoquista o por querer que me lastimen. Más bien, regresar acompañada del dolor que te hace caer en cuenta que todo aquello que imaginaste o que pensaste era solo una ensoñación , es real, y además, todavía esta ahí...